Indemnización de más de 30.000 euros para una cajera-reponedora con lesiones en los hombros, a pesar de encontrarse en situación de jubilación parcial.
A raíz de un cuadro de dolor en ambos hombros de años de evolución nuestra clienta, una cajera-reponedora de una conocida cadena de supermercados, nos encargó la tramitación de una incapacidad permanente.
Como viene siendo habitual el INSS le denegó la invalidez, alegando que sus dolencias no eran significativas y que, en cualquier caso, en momentos de reagudización podría causar baja laboral por incapacidad temporal (IT).
Sin embargo los procesos de IT fueron recurrentes y prolongados a lo largo de estos años, por lo que llegados a los 61 años la trabajadora decidió acogerse a la jubilación parcial a fin de aguantar el ritmo de trabajo.
Sin embargo, a pesar de disfrutar una reducción de su jornada en un 75%, eso no impide el reconocimiento de la interferencia que el tipo de trabajo produce en el trabajador (reposición de productos en estantes superiores, manipular objetos pesados o embolsar productos de peso superior a 5 kg).
Así el Juzgado ha condenado condena al INSS y a la TGSS a indemnizar a la trabajadora con más 30.000 euros. A su vez, la empresa deberá proceder a la adaptación del puesto y restringirle las tareas para las que se encuentra limitada.