El Juzgado de lo Contencioso de Pontevedra condena al SERGAS a abonar 78.000 euros al hijo de una paciente a la que el médico confundió su gastroenteritis con una mastodinia.
La señora que tenía 68 años acudió al centro de salud por diarrea. Le diagnostican una gastroenteritis pero solo le recetaron unos medicamentos sin indicarle dieta alguna.
Como sus diarreas no cesaban acude de nuevo al centro donde le dicen que padece mastodinia (dolor de mamas), imposible pues hacía tiempo que había tenido la menopausia.
Al día siguiente, como su estado ya es calamitoso, acude al hospital de Pontevedra en donde tardan tres horas en llamar al nefrólogo, a pesar del evidente fallo renal.
Un cúmulo de errores incomprensible. Fallecer por la complicación de una diarrea sabemos que pasa en países subdesarrollados, de malas condiciones sanitarias y sociales.
Es inconcebible que pase en nuestro país del que se presume que tiene uno de los sistemas sanitarios más avanzados del mundo. Quizás ya no lo sea tanto.
No es consuelo pero su hijo único recibirá una indemnización de 78.000 euros, de los que 75.400 euros corresponden por baremo (aplicando la Ley 35/15 aunque el siniestro fuera anterior).
Más -y esta es la principal novedad- 2.600 euros por los cuatro días en que el hijo estuvo pendiente de su madre, de médico en médico, sin que solucionasen una sencilla diarrea, asistiendo impotente a su deterioro, sabiendo luego, además, que su muerte hubiera sido fácilmente evitable.