El concurso de Dentix y sus consecuencias, un desastre que tristemente se repite, pero con remedios legales para evitar seguir pagando el tratamiento o recuperar el dinero.
Hace casi 20 años asistimos al abrupto cierre, de la noche a la mañana, de las academias Wall Street, dejando a miles de alumnos sin sus clases de inglés y, lo que es peor, teniendo que seguir abonado las mensualidades del curso entero.
La razón estaba en que los cursos eran financiados a través de créditos al consumo, en contratos celebrados fuera del establecimiento mercantil del banco, con documentos que se firmaban en la propia academia.
Como especialistas titulados en Derecho de consumo (esa especialidad que luego saltó a la fama con las preferentes), asesoramos a padres de alumnos que se veían atrapados en un contrato que les obligaba pagar unas clases que no recibían.
Demandamos al banco y conseguimos un hito entonces, que fue la anulación judicial de aquellos contratos, con el efecto de no tener que seguir pagando las cuotas desde el día siguiente al cierre de las academias.
De aquella sentencia de la Audiencia Provincial de Ourense conseguimos que se acuñase el término de contratos vinculados, de modo que la ineficacia de uno (el de las clases) arrastraba al otro (el de financiación).
Fue un hito judicial, el primer éxito de muchos otros que luego vinieron y de los que fuimos en cierto modo pioneros (swaps, preferentes, cláusulas suelo, bonos convertibles), de lo que nos sentimos jurídicamente orgullosos, aunque lamentemos esas prácticas mercantiles.
Sobre todo cuando lo que se mercantiliza de esa forma es la sanidad, provocando a los consumidores no sólo la pérdida de su dinero, sino la pérdida de su salud, agravada por la falta de continuidad de los tratamientos contratados.
La ley permite dejar de pagar esos tratamientos financiados sin continuidad por el cierre de las clínicas, pero también permite recuperar el dinero ya pagado si el tratamiento hay que iniciarlo de nuevo o si está mal hecho.
Por eso tenemos ya clientes de Dentix, a los que estamos asesorando para que dejen de pagar las cuotas, pero también que les devuelvan las ya pagadas al demostrar que los tratamientos no fueron ejecutados correctamente.
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