Ojo por ojo y diente por diente
Publicada el: 27 de abril de 2011
Leía hace poco la noticia de una señora, ya de edad, que arremetió con un martillo contra el alcalde de una localidad gallega, al hacerlo responsable de la indolencia municipal que favorecía a un establecimiento que con su música y el consabido jaleo martillease noche tras noche la paz de su hogar.
Como hombre de leyes que me considero no voy a reivindicar la aplicación de
Algo de eximente, completa o incompleta, hay en ese atentado a la autoridad, aunque escasa justificación tiene, salvo que la señora sea carpintera, acudir a la casa del concello con un martillo, pues evidentes son los trastornos que ocasiona el no dormir por los abusos consentidos de determinados empresarios de la noche.
Sin embargo, más nerviosismo que el insomnio produce la pasividad administrativa ante las quejas vecinales contra esos establecimientos para los que los términos insonorización, sonógrafo u horario de cierre no existen, y que encuentran en determinados ayuntamientos la complicidad perfecta para seguir campando a su anchas.
Y si creen que exagero le invito a que se cojan el último informe anual del Valedor do Pobo, y vean, en el capítulo dedicado a las denuncias relativas al medio ambiente, cómo se le gastan algunos alcaldes que literalmente se sitúan al margen de