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Ribeira ¿Sacra?

Publicada el: 18 de agosto de 2011

¿Se imaginan Vds. un molino de energía eólica en la cúspide del campanario de la catedral de Santiago?, ¿o placas solares sobre el adarve de la muralla de Lugo? Protegemos y nos sentimos muy orgullosos de nuestro patrimonio artístico, pero menospreciamos y degradamos constantemente nuestro -incluso superior- patrimonio natural.

Así arden nuestros centenarios bosques, convertimos nuestras rías en auténticas cloacas, secamos nuestras fuentes y llenamos de plásticos las orillas de nuestros mil ríos. Y esa riqueza termal que aflora de nuestro subsuelo somos incapaces de rentabilizarla con intervenciones proporcionadas, pues las actuaciones políticas son “minifundistas”, reflejo de una estrechez de miras patológica.

Si en Ourense algo llama la atención al foráneo es el cañón del río Sil, con sus fraguas, soutos y esas viñas que desafían la ley de la gravedad. Una naturaleza espléndida adornada con una densidad de cenobios, iglesias y ermitas sin parangón en ningún lugar del mundo. Pues menospreciando ese entorno natural y artístico se quiere construir un balsa de 35 hectáreas que se llenará bombeando agua del río.

¿Se imaginan en el alto del cañón, sobre la meseta de Meda, una piscina de una superficie equivalente a 60 campos de futbol? ¿o los movimientos de tierra y consiguiente intervención de maquinaria pesada que eso significará? Pues no es una elucubración malévola, sino un proyecto que si no lo remediamos se convertirá en una nueva degradación de la Ribeira Sacra.

Se puede conciliar la explotación de los recursos naturales con la conservación del Medio Ambiente. Se puede producir energía sin modificar el paisaje singular. Se puede, en definitiva, a semejanza de los Países Nórdicos, realizar un desarrollo sostenible que evite impactos en lugares como nuestra Ribeira Sacra, que si la seguimos agrediendo perderá su carácter sagrado y con él su reclamo turístico.

No debemos permitir que determinadas empresas multinacionales que luego utilizan en su publicidad eslóganes engañosos –“la energía verde”, dicen-, aprovechen determinados resquicios legales y la imprevisión del legislador –en ocasiones por una torpeza interesada-, para ampliar sus beneficios a costa del interés público. Evitemos esa actuación innecesaria ¡Salvemos la Ribeira Sacra!
 

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