Caballeros y villanos

Bochornoso ha sido el espectáculo de la bancada del parlamento aplaudiendo con estrépito los nuevos recortes y los mayores impuestos anunciados desde la tribuna por el presidente Rajoy.

Indignante el grito “que se jodan” de la parlamentaria popular de Castellón, del que no ha pedido público perdón, sea cuál fuese el destinatario de su desagradable exabrupto, que la retrata moralmente.

Inhumana la gélida indiferencia de la vicepresidenta y de los ministros detallando la magnitud de los recortes y la nueva presión fiscal, en una rueda de prensa en la que parecían tres opositores recitando temas a su preparador.

Incapaces de conmoverse por el drama humano de millones de parados y por la perdida de poder adquisitivo de antaño boyante clase media, actúan como si la crisis no fuera con ellos, porque eluden que a ellos les afecte.

Olvidan que la primera reforma, la más importante, la que no puede esperar ni un minuto más es la de las Administraciones públicas. Pero saben que aligerando su andamiaje muchos políticos perderán sus privilegios y los partidos parte de su poder.

A esta clase política la falta elegancia y le sobra soberbia. Recuerda a los caballeros villanos de la Edad Media, que luchaban no por su país sino por conseguir tierras y privilegios fiscales para ellos y sus familias.

Ahora ya no son ni caballeros. Son hooligans con corbata y pañuelos de seda. Palmeros dispuestos a batir sus manos con fuerza e insultar con sorna al opositor, si con ello acallan las quejas.

El problema es que esto no es un deporte ni un entretenimiento. Es nuestro futuro. Alguien debería recordarles que estamos en una encrucijada histórica tan decisiva como la Transición de hace casi 40 años.Y que la actitud también importa.