Protocolo: ¿ayuda o corsé para el médico?
Publicada el: 29 de octubre de 2014
Sin embargo, los que nos dedicamos al derecho sanitario, y más en concreto al mundo de la responsabilidad médica, sabemos de la recurrencia del protocolo a fin de justificar que algo se hizo bien -si se siguió- o mal -si no se atendió al mismo-.
Ocurre que tampoco el seguimiento de un protocolo es la inexorable causa de una buena praxis médica, pues su valor es relativo y queda supeditado a múltiples factores no siempre recogidos en él.
Ello al margen de que un protocolo puede estar mal hecho, por incompleto o simplemente desfasado, pues la realidad sanitaria es demasiado compleja para reducirse a un mero manual de instrucciones.
Por eso la palabra protocolo no me gusta, y prefiero el término inglés "guidelines", guía de práctica clínica, a modo de criterios orientadores planteados como ayuda al sanitario en su quehacer profesional, pero sin incurrir en un seguidismo.
Lo contrario conduciría a reducir la medicina a una actuación mecánica, constreñida a la aplicación de una concreta terapéutica en función de determinadas variables clínicas predeterminadas. Un corsé, vamos.