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No es la gripe, es la mala planificación

Publicada el: 10 de enero de 2015

Imagínese que llega cansado de un largo viaje al hotel de su destino, y que en recepción le dicen que se siente en un sofá y que espere a ser alojado. Y pasan las horas, hasta 24, y sigue tirado en el sofá. Y no sólo usted, sino que le acompañan decenas de huespedes en la misma situación

Pues ahora imaginese que no es que esté cansado, sino que además está enfermo, que se encuentra con una bata como única prenda, en medio de un pasillo hacinado, rodeado de pacientes con las más variadas patologías, entre quejidos y lamentos, con sanitarios saturados y hartos de dar inútiles explicaciones.

Ahora no se lo imagine, vaya directamente a las urgencias de cualquier hospital del Sergas, y comprobará con sus propios ojos el panorama dantesco que ofrecen las urgencias, y que los gerentes no atribuyen a una catástrofe sanitaria, sino a esa enfermedad que todo los inviernos nos visita y que se llama gripe.

Sin embargo, la respuesta del sistema sanitario es demencial, poniendo a los pacientes en situaciones indignas y degradantes, a los familiares al borde un ataque de nervicios y a los profesionales trabajando en condiciones más propias de un hospital de campaña de la primera guera mundial.

Y todo por la mala planificación, por la incapacidad de organizar unas urgencias flexibles que permita absorber la demanda extraordinaria en situación de sobreaforo, de modo que se puedan refuerzan los turnos con profesionales eventuales y se abran habitaciones de forma rápida.

Al gerente le resulta más fácil para cuadrar las cuentas mantener el "status quo" actual con un sistema de urgencias plano, aguantar el tirón, esperar que la gripe pase rápido y si no queda otra derivar los pacientes a los hospitales privados, aunque al final sea más caro. Pero como eso lo pagan otros... 

 

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