La salud es lo que importa
Publicada el: 31 de julio de 2006
La Consellería de Sanidade acaba de dar a conocer el anteproyecto de la Ley de Salud de Galicia con la que arrumbará la Ley de Ordenación Sanitaria de Galicia y su diseño organizativo de la sanidad galaica. Sin entrar en disquisiciones sobre la oportunidad social de la nueva norma creo conveniente llamar la atención sobre sus fines, que leyendo su idealista preámbulo parecen ir en línea con el título de aquel programa de televisión: la salud es lo que importa.Al respecto conviene primero traer a colación la definición que a tales efectos concede a la salud: “la capacidad de las personas de adaptarse o de reaccionar tanto a la dificultades como a los cambios y controlarlos”. Así, pues, resulta que el Sergas más que curar nuestras enfermedades va a intentar convertirnos en una especie de “MacGuiver”, aquel personaje de ficción capaz de superar cualquier dificultad con pocos medios y mucho ingenio.
Quizás la primera medida sea mandarnos a cada ciudadano un libro de autoayuda, de esos que ahora tanto proliferan, para que sin necesidad de saturar las urgencias de los hospitales podamos solucionar por nosotros mismos cualquier eventual achaque. También es posible que el Sergas tenga a bien contratar, ahora que trae médicos de latitudes australes, psicoanalistas que con un diván en la consulta y algo de hipnosis consigan que nos adaptemos mentalmente a las listas de espera.
Lo que no se le puede negar a esta Ley en ciernes es su carácter liberal y democrático, pues deja claro “que el nivel de salud y de riesgo de los gallegos y gallegas lo deciden los propios gallegos y gallegas”. Eso está bien, excluyamos a los de fuera que son de otra pasta y de paso establezcamos plebiscitos para decidir la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y hasta la masa corporal que queremos tener. Es lo que se llama salud a la carta.
Pero claro, quizás suene mal eso de excluir a nuestros vecinos de más allá de la Canda y de Pedrafita, de ahí que la propia Ley propugne un verdadero “pacto federal por la sanidad” para crear una de federación de sistemas autonómicos de salud. Nos queda la duda de saber si lo que se pretende es redefinir el Sistema Nacional de Salud o si ya se están ensayando fórmulas jurídicas para explicar en el próximo Estatuto la relación de Galicia con el Estado.
Es innegable, en cualquier caso, que la nueva Ley da un paso adelante en lo de otorgar nuevos derechos a los pacientes gallegos. Así, por ejemplo, podremos pedir que se reduzca la presencia de profesionales para no azorarnos con tanto médico a nuestro alrededor, o que nos devuelvan los tejidos o trozos que de nuestro cuerpo nos extraigan en una operación, u obtener una segunda opinión del mismo galeno porque sólo así se entiende que se diga que es para fortalecer la relación médico-paciente.
Lo más inquietante de este anteproyecto de Ley es que deja en blanco todas las disposiciones adicionales, por lo que conociendo la querencia de los legisladores a utilizarlas para excepcionar el articulado, hasta es posible que finalmente la salud no sea tan importante al depender de eso que la Ley llama sostenibilidad, “la capacidad de responder a las necesidades presentes sin comprometer la posibilidad de responder a las necesidades futuras”. O sea que dependemos de la financiación, ¡maldito parné!