Sentencia pionera contra un pseudocentro de belleza
Publicada el: 11 de abril de 2015
Lo novedoso de la sentencia es que acoge nuestros argumentos sobre que el consentimiento informado tiene que ser actualizado y renovado antes de cada sesión del tratamiento realizado.
No vale con hacer firmar un documento al principio, sino que hay que repetir el cuestionario para verificar que no hay ningún dato nuevo que pueda cuestionar la seguridad del tratamiento.
Realmente la sentencia reprocha una forma de hacer medicina estética por quienes no son médicos, sin valorar los riesgos que entraña el uso de determinados aparatos.
Se tratan de establecimientos, generalmente franquiciados, con una importante labor de marketing que estimula el consumo de unos tratamientos para mejorar a bajo precio el aspecto de la piel.
Pero quienes los realizan, como quedó demostrado en juicio, se limitan a seguir unas instrucciones a distancia tras una breve formación para conocer el funcionamiento del aparato.
Aunque sea por ironizar sobre el caso -lo que hacemos pues las secuelas no fueron graves- al establecimiento condenado más que llamarlo NO+VELLO deberían llamerle NO+BELLO.