El rally de A Coruña y la responsabilidad de la tragedia
Publicada el: 10 de septiembre de 2015
Vaya por delante que no pretendo analizar por qué 7 personas perdieron la vida y 15 resultaron lesionadas de diversa gravedad, arrollados por un coche cuyo piloto pretendía poner la machina (como dicen los italianos) a la mayor velocidad posible.
Siempre me han sobrecogido esas imagines de espectadores al borde de la calzada animando con júbilo a los coches a su veloz paso, al igual que esos que retan a los toros en alguna fiesta popular para dar un requiebro.
Pero comprendo el entusiasmo, rayano a veces en la inconsciencia, de quienes acuden a los rallys con altas dosis de adrenalina, para ver como otros toman las curvas derrapando y levantando el polvo de la cunetas.
Esa expectación tiene que ser controlada por la organización a través de sus directores de prueba y jefes de tramo, que han de velar, además, porque la señalización dispuesta sea respetada por los espectadores.
Si no ocurre así la responsabilidad es de los organizadores, de ahí que sea obligatorio disponer de un seguro de responsabilidad civil. Si a pesar de todas las medidas el accidente se produce entonces se dice que el espectador asume el riesgo.
Los informes oficiales dirán por qué ocurrió esa desgracia. Se revisaran videos y se documentaran los vestigios. El juez tomará la decisión en base a las pruebas aportadas, pero salvo que se trate de una negligencia grave no habrá condena penal.
Cuestión distinta serán las responsabilidades civiles, para indemnizar a las víctimas y familiares, siempre bajo criterios de la culpa leve. Basta un mero incumplimiento del reglamento para generar responsabilidad.
El problema es que al no ser aplicable el seguro del automóvil y su correspondiente baremo las posibilidades de un acuerdo indemnizatorio sin juicio se me antoja complicado, con el precedente del accidente de 2009 del rally del Condado.
Pero, sin duda alguna, lo relevante es que el atestado de la Guardia Civil sea claro y concluyente; si no lo es habrá controversia judicial (como en el Condado); si lo es todo será más fácil, aun a pesar de la clásica reticencia de la aseguradora de estas pruebas a indemnizar.