Resulta que la Conselleira de Sanidad del gobierno gallego del PP ha demostrado que tiene alma independentista. Quiere para Galicia la “soberanía sanitaria”; así lo ha afirmado sin ambages al imponer un catalogo más restringido de medicamentos para los pacientes gallegos con el fin de ahorrarse unos 100 millones de euros anuales, cuyo destino será, probablemente, el Monte Gaias.
Es decir, que ha socavado los principios básicos de la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud que otra política, del PP, médica y gallega también –Ana Pastor- sacó adelante en el año 2003. Como hemos cambiado, cantarán al son del tema de La Unión la vieja guardia del partido conservador ante las ínfulas separatistas –por los menos en el campo sanitario- de sus nuevas generaciones.
Este ejemplo nos demuestra hasta qué punto en los gestores públicos actuales predomina el utilitarismo más elemental para hacer de su presupuesto un sayo, y al grito de sálvese quien pueda en medio de la actual crisis, promocionar una España fraccionada e invertebrada que dinamita la construcción jurídica del Sistema Nacional de Salud. Esto evidencia la incapacidad de quienes prefieren imponer que convencer.
