Buscando a Erin Brockovich

Erin Brockovich película de Steven Soderbergh y magníficamente interpretada por la Roberts, donde además de lucir palmito esta vez le mereció un Oscar, nos ofrece una imagen fidedigna del oficio de abogado en EE.UU y de su peculiar sistema judicial, pero sobre todo nos pone en evidencia una realidad universal, que es cuán difícil resulta probar lo que Derecho se denomina la relación de causalidad.

La sociedad del riesgo en que vivimos, según definición del sociólogo alemán Ulrich Beck, trae como consecuencia una múltiple variedad de factores predisponentes de enfermedades y lesiones. El desarrollo de los conocimientos científicos y el afán de las industrias por rentabilizarlos rápidamente a veces deriva en que los productos transformados lleguen al mercado insuficientemente testados.

La crisis de la sociedad de Bienestar, y con ella de la tutela de papá Estado que acuciado por la deuda se ve obligado a desmontar los mecanismos de vigilancia de la salud pública, sustituyendo el control administrativo por el autocontrol del productor (véase en Galicia el desmantelacimiento de SEAGA la empresa pública que emplea a los veterinarios que vigilan la trazabilidad de los animales) acrecienta la sensación de inseguridad.

Y cuando se descubre, por ejemplo, que existe una recurrencia de tumores en ocupantes de edificios afectados intensamente por campos electromagnéticos, el problema siempre reside en acreditar que no se trata de una anomalía del azar sino de un riesgo real ¿Pero quién demuestra la causalidad? Pues como en la película citada habrá que buscar a esos esforzados abogados empeñados en encontrar la verdad.