El purgatorio sí existe
Publicada el: 22 de enero de 2011
Pregúnteselo sino a esos cientos de miles de pacientes que esperan impacientemente una operación quirúrgica que le suponga el tránsito de la enfermedad (que sería simbólicamente el purgatorio) a la salud (el cielo).
Esa expiación del pecado de estar enfermo en la sanidad pública se produce mediante la inclusión en una lista de espera, cuya adecuada gestión es uno de los recurrentes temas de discusión en la política sanitaria.
Recientemente se ha dado a conocer los resultados en la sanidad pública gallega que ha centrado sus objetivos en rebajar la espera en las patologías más graves, es decir, para las intervenciones denominadas de prioridad I.
Es lógico que se empiece por ahí, pues el riesgo de caer al infierno de la muerte o la cronificación de la enfermedad es mayor. Sin embargo, se oculta malévolamente que el reto no puede ser acelerar la intervención sino el diagnostico.
Y así se olvidan conscientemente nuestros gestores sanitarios de publicar las listas de espera para la realización de pruebas básicas como un TAC o una Resonancia, y que son el paso previo a calificar luego una intervención como de prioridad I, II ó III.
Confiemos que ese Real Decreto que se está preparando sobre tiempo máximos de espera en el Sistema Nacional Salud obligue a las Administraciones a completar los escuetos datos que ahora se publican, incluyendo los procedimientos diagnósticos.
Lo contrario sería convertir el purgatorio en un infierno en sí mismo del que sólo se sale a tiempo acudiendo a la medicina privada. O que suceda como en la conocida obra teatral de Samuel Becktt, "Esperando a Godot": que las listas de espera no sean más que una absurda ficción.