Pediatras en peligro de extinción
Publicada el: 20 de enero de 2011
Recientes noticias publicadas en La Voz de Galicia dan cuenta de los problemas acumulados en la atención pediátrica en Galicia, coincidiendo las quejas de pediatras que se ven desbordados en la atención urgente a los niños (Complexo Hospitalario de Ourense), con la sobrecarga de los cupos de pacientes en atención primaria (centro de salud de Viveiro), e incluso con las restricciones a la libre elección de pediatra que han sido anuladas judicialmente (área de salud de Vigo).
El argumento recurrente de la Administración sanitaria es que no encuentra pediatras que permitan cubrir las bajas y vacantes, o atender de forma solvente las situaciones coyunturales de exceso de demanda asistencial, lo que impide a su vez garantizar un derecho básico como es que los padres puedan elegir libremente un pediatra entre los existentes en la misma ciudad. Parece como si estuviésemos ante una pérdida sobrevenida de vocaciones, al igual que en el sacerdocio.
Nada más lejos de la realidad, pues según un estudio del Ministerio de Sanidad titulado Oferta y necesidad de especialistas médicos en España (2008-2025), si bien alude a que pueda haber síntomas de déficit de médicos, la densidad de médicos activos por población española resulta estar en la mitad superior de nuestro entorno europeo. Apunta, eso sí, a que el problema es la falta de capacidad del sistema público para atraer a los buenos médicos a los malos puestos de trabajo.
Evidentemente todo médico busca un trabajo que le permita conciliar su vida familiar, que no le implique realizar demasiadas guardias al mes, que no le suponga atender a un número ingente de pacientes al día, que no le obligue a desplazarse de un centro de salud a otro utilizando su propio vehículo. Pero a la postre realizan ese esfuerzo en aras de obtener el compromiso de una estabilidad laboral, es decir, de disfrutar de un puesto de trabajo en condiciones de fijeza.
Sin embargo, la Administración es incapaz de encontrar a los buenos profesionales, ni de fidelizar a los que va formando, pues solo les ofrece contratos precarios. En el Complejo Hospitalario de Ourense, por ejemplo, a los pediatras más jóvenes se les contrata mes a mes, y en unas condiciones que les obligan a realizar hasta seis guardias mensuales. El problema no es que superen sistemáticamente la jornada máxima de trabajo, sino la permanente sensación de eventualidad, de falta de arraigo.
No faltan vocaciones, sino una adecuada gestión de los recursos. Mucho se habla de que el principal activo del sistema sanitario son los excedentes profesionales que en él trabajan, pero el trato dispensado contradice esa consideración. Así cada vez nos encontraremos con menos pediatras disponibles y con más pediatras desmotivados. La solución pasa por atraerlos con buenas condiciones laborales, que no significa necesariamente con una mayor retribución. Nuestros hijos lo agradecerán.
Eugenio Moure es abogado especializado en Derecho sanitario